martes, 3 de noviembre de 2015

¡En mi mundo feliz!


Hola, 

El Caminohoy nos levantamos muy tarde a las 8:00, sería que la cama del hostal era muy cómoda, bueno el caso es que dormimos de maravilla, se notaba a la hora de caminar. Ese día nos esperaban 18 km para llegar a Santiago y yo estaba feliz, ese día fué el más salvaje ya que la mayoría del camino íbamos rodeados por enormes árboles, con las hojas muy verdes que tapaban el sol.


hoja de Helecho Mi madre cogió unas cuantas hojas para recordar ese tramo. Pasamos por una pradera donde vimos a unos italianos con las piernas destrozadas, nosotros teníamos una crema para eso y se la dimos. Nos los encontramos más tarde y nos dijeron que iba bien la crema. 

Al cabo de un rato en una recta interminable tuvimos la mala suerte de ir detrás del "arrastra palos", iba con el palo rozando con todo y golpeando las piedras, a mí madre y a mí nos hizo gracia al principio pero frenamos un rato porque era muy pesado. Mi madre se paró a hacer pis y se le cayó el móvil, un señor le dejó la bici para ir a buscarlo. Mientras yo estaba con su familia que me habían dado un chicle de menta, al cabo de 10 minutos apareció mi madre con el móvil. 

Llegando a Santiago pasamos por un puente enorme, se veía toda la ciudad. Lo que más destacaba era la Catedral. Bueno sin darnos cuenta, ¡llegamos a Santiago de Compostela! Lo primero que hicimos fué ir al albergue a dejar las cosas, nuestro albergue era hippie, la chica que estaba en la recepción era un poco borde al principio, llegó su marido que parecía más majo y nos llevó a nuestra litera. El albergue era un poco feo y muy incomodo, las paredes no llegaban al techo, y no había puertas, era cortinas enormes. 
Bueno fuimos al centro a comer un poquito, eran las 16:30 así que no sabíamos si nos iban a dar de comer. Tuvimos suerte y en el primer restaurante que preguntamos fué donde comimos. El restaurante estaba bajo tierra, había que bajar muchas escaleras, era muy bonito en plan taberna, pero más moderna. Comimos una ensalada y un filete, estaba riquísimo. Terminamos de comer y yo estaba llenísimo y eso que tampoco comimos tanto.

El Camino  En las callejuelas de Santiago nos encontramos al peluquero de mi madre que tenía una boda cerca de ahí. Llegando a la catedral, hicimos unas fotos y nos metimos en el botafumeiro (no sé cómo se escribe). Era muy bonito. Yo lo veía sentado en el suelo apoyado en una columna. El cacharro subía hasta el techo. 


El CaminoCuando salimos nos encontramos a Esperanza, me hizo gracia porque era demasiada casualidad. Nos tomamos un café y le acompañamos a la estación de autobuses porque ella se iba ese día. Cogimos un taxi y nos fuimos al albergue.

Más tarde llegó Guille "el noviete" de mi madre y se fueron a cenar. Yo me quedé en el albergue porque estaba cansadísimo. Llegaron a las 10:00 y ya nos fuimos a dormir


Peregrino 

Foto de un dibujo encontrado en el libro de
 visitas del albergue Acuario en Santiago de Compostela   

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